domingo, 15 de febrero de 2015

Un sin sentido luminoso
como decir que no
por primera vez.

El pibe buscó la vida
y qué encontró,

un sin sentido luminoso
como decir que no por primera vez.

Los pibes toman merca de tu mano, señor.
Un caballo escrito con aerosol
atraviesa nuestras ruinas, altivo.
Un cadáver se pudre, altivo.
El pibe buscó la vida, y que encontró,

una mujer escribiendo un cuento
con un cuchillo 
en una manzana podrida

un caballo galopando en círculos
alrededor de una rosa 
que fue mía

el fin de la propiedad privada
mientras el pelo se nos cae
a mechones

las facciones de la mujer más hermosa
hecha a dentelladas por dios,

y el pibe se encontró a sí mismo
cerca de fábricas
con olor a semen y saliva
de Pasolini,
se encontró y se acarició,
se besó y se hizo el amor,
entre cadáveres de sí mismo,
de todas las veces que se perdió,
y se penetró el ano estrecho
por cada vuelta del caballo que fue,
y tuvimos una identidad
insensata y sólida
como decir que no 
por primera vez,
porque yo era el pibe
que se convirtió en hombre
y en lugar de edad tuvo víctimas,
hoy recorro con las yemas de los dedos   
el trayecto de mis venas,
y así hago las noches,
las noches argentinas,
entre los infinitos cadáveres del caballo,
acariciando al pibe que somos,
trazando el recorrido de sus venas
con birome
e inculcándole un amor suave,
un amor hecho de caricias en silencio,
que nadie llama amor
porque son caricias
y porque lo importante
es el silencio.  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario